[Ka'a's]

25.7.23

Junji Ito

 Ví un nuevo meme sobre el mangaka japonés Junji Ito. Sus memes suelen ser sobre la graciosa contradicción entre su perturbador contenido y su aparente carácter risueño. Me reí y dije en voz alta "Juji Ito es mi espíritu animal".

Más allá de que ya me enseñaro que es bastante irrespetuoso referirse a cualquier cosa como un espíritu animal, lo cierto es que me sentí identificada con el meme porque me veo reflejada. Qué son los memes, al final del día, sino un espejo a lo más profundo y a la vez lo más simple que guardan nuestros corazones. Existir por vernos en ese reflejo.

Pero no vine a hablar de fenomenología, a pesar de que me muero de ganas, porque creo haber empezado a entenderla mejor luego de como doce años de haber leido a Heidegger por primera vez. No importa tratar de meterse en cuestiones que le hacen sonar a une más formado y pretenciose de lo que ya es. Acá el fondo de la cuestión es la tensión entre el horror y la sonrisa que los memes de Ito traen. Acá la cuestión es que reconozco esa misma pertubadora oscuridad dentro de mi corazón.

Entré entonces dispuesta a explorar esa oscuridad para terminar riéndome de mi propia foto en la caja de una muñeca hace unos días atrás. Pero al pensar siquiera en abrir una mirilla a esa caja donde tengo encerrados mis cadáveres y mis demonios, me dí cuenta de que por puro milagro me estoy manteniendo a flote. Quizás mirar directo al ojo de la bestia no sea tan recomendable en este momento. Quizás nunca lo sea. 

Quizás lo fascinante de Ito es eso, precisamente. Que él tiene la valentía y el talento de mirar directo y mostrarnos lo que ve a todas las personas que, como yo, no nos atrevemos a navegar esas aguas en el día a día. Porque si lo hiciéramos, hace rato, mucho mucho rato que hubiéramos terminado como muchos de los protagonistas de sus historias cortas y sus mangas.

.-.

15.7.23

¿Colegas incómodos?

El otro día salimos por unas bebidas y al quedarnos en un grupo de cuatro sobrevivientes de la parranda desinflada, les pregunté sin parsimonia sobre el suicidio.

"¿Cuándo fue la última vez que pensaste en matarte?" le dije a mi colega a la izquierda.

La pregunta cayó con un ruido sordo, como el de un cuerpo que aterriza en el piso en el departamento de arriba. Fue hace tan poco tiempo atrás, y sin embargo hace tanto, que ya no recuerdo la reacción inicial. Sólo recuerdo que la pregunta tardó en madurar pero eventualmente toda la tribuna presente respondió.

Mientras sorteábamos la evidente tensión que el tema causaba, me interpelaron. "¿Pensás a menudo vos en la muerte?". Desde luego que evadí la respuesta, porque ya fue suficiente susto para toda la mesa el haberles contado que mi última crisis suicida fue hace más o menos un año atrás. Simplemente dije que me parece importante romper el tabú, lo cual es cierto, ¡sí me parece importante! Aún así, mis colegas estaban demasiado fuera de su zona de comfort como para que yo me pusiera en plan de oppenheimear la conversación. 

Desde luego que pienso en la muerte a menudo. Pienso en la muerte todo el tiempo. 

Incluso cuando no estoy pensando en la muerte, está ahí guardada en la despensa de la cocina, atrás de los frascos de vidrio que guardamos para reusarlos. Pienso en la muerte desde que la consciencia de poder morir, y de poder causar mi propia muerte, fue un pensamiento claro en mi cabeza. Pienso en la muerte en aeropuertos donde me confiscan condimentos de supermercado. Pienso en la muerte planeando un viaje a un lugar fascinante y peligroso con amigas a quienes no veo hace una década. Pienso en la muerte cuando escucho a la misma banda que escuchaba cuando aprendí sobre morir en mano propia. Pienso en la muerte de manera extremadamente casual cuando me harto un poquito de lo argel que es la cotidianeidad. Pienso en la muerte tanto, todo el tiempo, tan naturalmente, que la muerte dejó de ser una desgracia macabra rodeada de estética gótica, y pasó a parecerse más a alguien del funcionariado público que está siempre en el mismo escritorio de la recepción a través de las décadas de una democracia joven e imperfecta.

Pienso en la muerte al levantarme, antes de dormir, al dormir y al soñar. Pienso en la muerte cuando tengo que entregar mis tareas, cuando tengo que terminar informes, cuando hago mis presupuestos mensuales que nunca alcanzan y nunca van a alcanzar para la vida soñada. Pienso tanto en la muerte que es casi como respirar, y así como dejamos de ser conscientes de que respiramos, yo dejo de ser consciente de que pienso en ella.

Pero para qué hablar de esta familiaridad un poquito pertubadora, si ya mis colegas estaban sufriendo una incomodidad muy innecesaria. ¿Qué se yo? A lo mejor pasaba que todas nuestras mentes piensan igual sobre la muerte, pero admitirnos a viva voz la obligaría a pasar a retiro. ¿Y quién querría que una muerte amiga pasara a retiro tan pronto? 

Le quedan por lo menos quince años más para la jubilación.

.-.


7.3.20

¡Mirá de quién te burlaste!

Nada,
no es que tenga para decir nada.

Sólo me gusta el meme
y quería darme una buena pasada
diciendo que una vez escribí un poema que así se llamaba.

Aunque tenga rimas de mierda y sea más corto que una paja apresurada.

Perdón Tía Magui, pero cuando tu calidad literaria
está tan ajada
la rima consonante
es fácil y barata
y te da gratificación inmediata,
tan, tan necesitada.

.-.

Soy autora

Uno es poeta
en la medida en que tenga la caradurez suficiente
de ser mierda siendo poeta.

Porque como bien lo dijo Finn,
el primer paso a ser una estrella,
es ser algo medio mierda.

Pero intentarlo.

Así que aquí vuelvo, hasta nuevo aviso
a reclamar el título deseado
de que soy autora y siempre lo fui,
y no pienso volver a dejarlo de lado
sólo por pensar que
la calidad de mis palabras
no pueden satisfacer
mis críticas personales
más 

crueles y amargadas.

.-.

Slam de Poesía

Me dí cuenta de que dejé de frecuentar espacios
por la ansiedad social
y el miedo
a tener que encarar a personas
reales o imaginarias
con posturas de mierda
reales o imaginaria

-- me retracto, reales todas,
y con consecuencias verdaderas
palpables
personales y ajenas
y mucho más articuladas que las palabras disconexas
de lo que un poema amorfo 
pueda ilustrar.

Me enojé tanto,
tanto,
me dió tanta rabia,
me tilteé peor que cuando voy a mitad de partida
y mi personaje murió 
a patadas
mientras mi contrincante me hace bailecitos
tentándome
y yo, tan pero tan pichada.

Me enojé tanto,
y me dí cuenta que vivo enojada.

Que no es noticia, nada de nada,
porque ser feminista en Paraguay es vivir enojada.

Y para más ser feminista crítica del medio alternativo estrella
ah, eso sique es vivir contispada
además de enojada.

No sé, no es que nada de esto tenga un punto de partida y un
punto de llegada.

Sólo que se que estar HARTA está gastado pero
sigue siendo estar HARTA
y sigue manifestando de manera efectiva
la rabia
de no ir a tomar junto a Juan de Fantopia
por evitarme lidiar con la caca.

No me voy a mandar la parte
de saber escribir poemas
porque llevo años sin hacer nada.

Pero me rehúso a seguir encerrada y dejar de salir
y darles la tristeza de no tener que verme la cara
cuando tengo tanto por decir
tanto por mostrar
y por debatir,
y aunque a nadie le importa,
a mí me da la gana,
y tengo el privilegio
y los medios
y la rabia.

Y vine para quedarme, no me voy nada.

.-.

26.12.19

El hecho final

es que nunca llegaste,
aunque te busqué
y aunque me llamaste.

Pero bueno, este hecho es ahora
final,
porque la monogamia se volvió oficial
y tiene contrato de por medio.

Un contrato que,
por lo menos ahora,
nunca quiero cancelar.

Cogemos rico, para más.

.--.

3.1.19

Monólogo con Gisela

Estamos hablando de alguien que era un poco tímida, pero igual brillaba. Esto significa que en pocas palabras tiene que lograr deslumbrar. Yo no puedo hacer eso por mí misma, así que tendré que pretender ponerme en los labios de este personaje. Siendo tímida ella jamás hablaría, así como así, con une colega; pensaría mucho y apenas asentiría, mientras el torbellino ideológico hirviera bajo la superficie impertérrita.

 (¿Vieron eso? Dije "impertérrita". Permítanme un paréntesis para poner un poco de lenguaje inclusivo en mi soberbia: todes les expertes de la RAE puede chuparse esta mandarina)


¿A cuántas palabras voy? ¿Dije ya algo de vos? Ya fue, mi narcisismo es más fuerte.

Gisela cierra los ojos y trata de ser indulgente con la perorata de su compañera. Siempre supo que era un poco absorbente y que tenía tendencia a decir cosas vagas, pero el palabrerío le deja poco espacio para una discusión bien reflexionada. De todas maneras, saber escuchar siempre fue una de sus mejores cualidades y es lo que le permite entender la urgencia de luchar. Toma una bocanada de aire y dice con firmeza:

“No es tiempo de autocompasión, Fernanda. Es tiempo de morir por la causa si hiciera falta.”

.--. 

La fama

Hay que ser honesta de una buena vez y reconocer que persigo algo que me avergüenza.

Que por esta razón, me paralizo y me estanco y me vuelvo un lago verde hecho de lodazal y de un moho hermano.

Me pongo tretas y procuro dejar de lado la envidia. Porque mi soberbia me empuja a querer, sinceramente, ser perfecta. No sentir envidia, no perseguir la fama, no ser malagradecida.

Quizás si dejara mi medicación podría ser más hija de perra en paz. Sin razón ni motivo, y sin resultados favorables ni para mí ni para mis seres queridos.

Perra, sola y argelada, pero perra libre al fin.

Pero denme un segundo. Denme un silencio.

Silencio, que estoy teniendo una revelación.

¡Silencio!

Agh, bueno. Qué bueno que escribí este poema. Ahora sé que no perseguía la fama, sino que secretamente era libertaria.

Legalmente, prefería la vergüenza de pensar que perseguía fama.

.--. 


2018

Ya sé que hablar de silencios que ensordecen es un cliché sobrevalorado. Pero nueve años de publicaciones contrastan dolorosa y escépticamente ante un 2018 silencioso.

Me rehúso a creer en ese silencio. Me reservo el espacio de la publicación retroactiva. Es imposible que sea verdad. Admitirlo es admitir que una parte de mí, de mi alma, de lo más esencial de mi ser, ha muerto.

Lo sé, me caigo de dramática. Pero qué más da, lo digo sinceramente. Pero no lo digo fatalistamente; irónicamente, anuncio mi primera muerte con esperanza. Porque de estas muertes se renace. Porque de estas muertes simbólicas llegamos a espacios mentales y emocionales que no alcanzamos antes.

Porque la resurreción sí es una opción. Porque la reencarnación ocurre en el minuto que documento y plasmo la muerte y el silencio de un año que aparenta haber sido estéril en su producción literaria.

Porque la resistencia es el terreno más fértil que puede haber para producir arte. Y vaya que el año que se nos viene encima va a ser un año de la gran mierda.

Que se venga la mierda a abonar este moribundo, íntimo arte.

.--.

13.12.17

Three years later

I just wish you'd waited
until I actually wanted to do
THAT.

How many times did I say
NO
that night?

You know its name,
You know what it's called.

It wasn't right,
and it isn't right.


.--.
 

Uterus lining

I've gone through it all
and came back

and still this aching pain
lasts

I don't even want children.
Can you please leave me alone
now?


.--.

Motherhood

I want mine to
be planned.

Also, I want it
to never happen.

I never meant to be radical
at that,

I just don't want to be
your mother.


.--.

Rapist

What do you tell yourself
when you're all alone
trying to sleep on your bed
at night?

You probably don't give two shits.

But if you do,
I hope the guilt eats you whole
while you're still alive.



.--.

25.11.17

El conservadurismo (II)

Pasar por no gay
es una traición bendita

Privilegio mentiroso e invisible,
pues sigo igual de
maldita.

Pues ya,
¿quién quiere ser bendita,
en una inquisición
que persigue el placer
de mi clítoris que grita?

Gracias, conservadurismo
por exaltar mis dudas

pasivas

y estimular mis rebeliones

activas.

.--.

El conservadurismo (I)

El conservadurismo
anacronístico y decadente,
agonizante de
esta tierra
que es una gran familia,

me hizo volver
a un closet
imaginario y destructivo
que invisibiliza.

Pero sólo por un breve momento,
porque si bien me escondía,

también entrenaba
sin luces encedidas

y a la onda de loba
cazadora y perdida

aprendía a moverme
navegando rauda
y fluidamente
entre los límites
ridículos
de la heteronormativa.


.--.

El tercer hecho

es que
sin importar
cuán feliz
y plena
haya sido

y siga siendo

aún hay momentos
breves y divinos
en que fantaseo
con tu lamer
tu concha

salada y marina.

.--.

Gracias, Jane.

(Y gracias Maxi también)

No sé a qué vino
el querer comentarles
sobre mi vestido de flores

pero debo hacerlo.

Porque la primera memoria que tengo de este
vestido
es cuando mi madre me dijo
temerosa
que no me acercara a un muchacho
que me hizo cumplido
sobre el vestido.

El muchacho tenía alguna discapacidad psicosocial,
ahora lo entiendo.

También ahora entiendo el acoso.
No creo que él lo estuviera haciendo,
pero entiendo el temor de mi madre.

Mi segunda memoria es una nochebuena
con visitas de amigas
y comida estrambólica, extranjera.

Mi tercera memoria es casi diez años después
en la graduación de mi pareja
y mi mejor amiga.

Mi ex pareja, mejor dicho.
Era un abusivo y lo pude dejar. 
Sé que pude dejarlo porque al usar el vestido
no pienso en él,
sino en mi amiga.

Yo sé que esto no es sofisticado,
y que mi vestido está hecho harapos,
con agujeros y gomas cedidas,
que extrañamente hacen que mi cuerpo
con sobrepeso
se vea más atractivo.

Yo sé que mi vestido pronto se volverá trapos
y que su verdadera utilidad reside en usarlo
sin bombacha
para airear mi vagina
que anduvo un poco enferma
y necesita respirar fuera de las tangas
opresivas.

Yo sé que es demasiada información.
Pero no me importa.
Porque uno nunca sabe cuando la musa va a tocar tu puerta
y poque mi vestido de flores me sirve para contarles
que marcharé con mis compañeras
este 25 de noviembre conta la violencia.

Tal vez les parezca que estas cosas no tienen conexión,
pero les prometo que sí la tienen,
inverosímil, quizás, pero presente
entretejido por las hebras
relucientes, poco recientes
de mi vestido fucsia
lleno de flores.

Crujientes.
Durmientes.


.--.

10.7.16

Pueblo Mba'e


Desplegado 
al frente
un mapa 
del territorio 
Paraguayo.

El Pilcomayo,
Cerro León,
Marina Kué,

Curuguaty.

Los dedos recorren
y miran,
preguntando.

¿dónde duele?
¿dónde hay daño?

¿en qué lado?
¿en qué lado? 

y dice primero despacito
casi apenas susurrando
Aquí, aquí y aquí


Pero sin esperarme agrega,
retorciéndose y gritando

¡duele,
duele en todas partes!

¡en todos lados
en todos lados!

(Adaptación del poema "Qué hicieron ayer por la tarde" de la gran autora somalí Warsan Shire.)

.--.

A pedido