3.8.24

En el taller

Traté de agarrar un breve intante de lucidez caótica y terminé en el mismo predicamente que de alguna u otra manera me han plagado por casi nua década. ¿En qué momento ocurrió? ¿Cómo pudo haber estado ausente durante la gran pestilencia? ¿Cómo pudo haber dormido un sueño de tal letargo, que casi parece que el alma misma estuvo un coma, como un fantasma deshilvanado?

Es hibernación de supervivencia, es evidente. La claridad prgamática de que en algún momento y lugar mi corazón se asumió en pricesa de mitos alemanes devenidos americanos y luego globales por imposición imperialista de colonialismo cultural. He allí mi problema: traté de imaginar a mi corazón como una criatura preciosa guardada en un ataúd de cristal en un bosque encantando y terminé agarrándome a los palos con los europeos y los estadounidenses por feudos políticos en la cultura popular.

Tal vez el error es asumir que un animal que se retira a juntar fuerzas es un animal débil, dócil o sumiso. A lo sumo quizás sea un partidario del peine y la ducha después de una larga hibernación, pero jamás sería un ser despojado de su ferocidad.

Siempre el beneficio de la duda puede ayudar a aliviar a una voz de la consciencia un poco 'juzgona'. Un brillo que parece haberse ido puede simplemente ser una pantera o jaguar agazapado, con las garras guardadas mientras recupera sus fuerzas y espera el momento exacto deberá salir a cazar a matar.

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