De tres días juntos. Donde la cuenta del tiempo se enlentece al ritmo en que un nuevo vocabulario se adueña de mi útero, mis pechos y mi escroto. No hay que discriminar al respecto: mis alusiones sólo responden a que el tabú provee disfrazes que nos hacen inmunes a los manejos lingüísticos de otros imperios,
hasta el momento en que sabemos cómo decir correctamente las cosas que nunca hay que decir.
.-.
Lo dicho
16.2.10
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