3.1.19

La fama

Hay que ser honesta de una buena vez y reconocer que persigo algo que me avergüenza.

Que por esta razón, me paralizo y me estanco y me vuelvo un lago verde hecho de lodazal y de un moho hermano.

Me pongo tretas y procuro dejar de lado la envidia. Porque mi soberbia me empuja a querer, sinceramente, ser perfecta. No sentir envidia, no perseguir la fama, no ser malagradecida.

Quizás si dejara mi medicación podría ser más hija de perra en paz. Sin razón ni motivo, y sin resultados favorables ni para mí ni para mis seres queridos.

Perra, sola y argelada, pero perra libre al fin.

Pero denme un segundo. Denme un silencio.

Silencio, que estoy teniendo una revelación.

¡Silencio!

Agh, bueno. Qué bueno que escribí este poema. Ahora sé que no perseguía la fama, sino que secretamente era libertaria.

Legalmente, prefería la vergüenza de pensar que perseguía fama.

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