3.1.19

Monólogo con Gisela

Estamos hablando de alguien que era un poco tímida, pero igual brillaba. Esto significa que en pocas palabras tiene que lograr deslumbrar. Yo no puedo hacer eso por mí misma, así que tendré que pretender ponerme en los labios de este personaje. Siendo tímida ella jamás hablaría, así como así, con une colega; pensaría mucho y apenas asentiría, mientras el torbellino ideológico hirviera bajo la superficie impertérrita.

 (¿Vieron eso? Dije "impertérrita". Permítanme un paréntesis para poner un poco de lenguaje inclusivo en mi soberbia: todes les expertes de la RAE puede chuparse esta mandarina)


¿A cuántas palabras voy? ¿Dije ya algo de vos? Ya fue, mi narcisismo es más fuerte.

Gisela cierra los ojos y trata de ser indulgente con la perorata de su compañera. Siempre supo que era un poco absorbente y que tenía tendencia a decir cosas vagas, pero el palabrerío le deja poco espacio para una discusión bien reflexionada. De todas maneras, saber escuchar siempre fue una de sus mejores cualidades y es lo que le permite entender la urgencia de luchar. Toma una bocanada de aire y dice con firmeza:

“No es tiempo de autocompasión, Fernanda. Es tiempo de morir por la causa si hiciera falta.”

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