3.12.08

Estaca

No tengo palabras. Sólo puedo escribir.
No puedo llorar ni extrañarte.
Y no puedo dejar de sollozar pensando que todo esto lo pude haber evitado.

Así como empecé, sé que éste va a ser un escrito lleno de tristeza. Pero que exactamente por esa razón, es sano escribirlo; es el mejor encauce y descarga que me puedo permitir, sin lastimar a nadie por sólo un mal momento. No quiero que te sientas mal, ésa no es mi intención. Simplemente quiero que sepas que así es como realmente me siento, y que no puedo hacer nada más que esperar para estar mejor.

Es difícil aceptar el hoy sin poder divisar un similar mañana. Mañana ya no me acompañará tu tierna mirada; no me alegrará tu carácter, siempre tan divertido y optimista. Mañana, tus risas no sonarán en mis oídos, y ya no habrá despedidas dulces, porque ni siquiera habrá un tierno saludo. Mañana, sencillamente, no vas a estar más conmigo. Te marcharás de mi vida, de la cual ya no quieres formar parte, y vas a contemplar nuevos horizontes y nuevas oportunidades.

Es cierto que tengo que alentarme ante la perspectiva de un día diferente. Pero, si no estás conmigo, ¿con quien lo voy a compartir? ¿Y para qué quiero conocer y disfrutar cosas nuevas, si voy a estar sin ti?

Lloré ya por tu partida; y en cada una de las lágrimas que derramé, iban recuerdos de los momentos que pasamos juntos. Sentía tus besos plasmados en mis mejillas, ardiendo como una quemadura, tan fuerte que hasta me dolían. Tu nombre moría a cada segundo en mis labios para volver a nacer y clavarse en lo más profundo de mi alma penetrando en mi corazón como una ponzoñosa espina.

Si tú quieres, puedes ser cada una de mis lágrimas... Por que ya eres el sol, la luna, las estrellas y la luz que ilumina mi vida, y que en su trayectoria, sólo avista y precisa de algo en su recorrido: estar a tu lado. Te brindaré todo mi cariño, mi apoyo, mis fuerzas y mi amor, ¡¡¡todo de mí!!!

Pero sólo te pido que te quedes a mi lado, que vuelvas a acompañarme en mi camino. Porque, aunque yo deje de llorar, los recuerdos quedan flotando. Aún cuando tus besos dejen de doler, nunca dejaré de sentirlos plasmados como enormes cicatrices. Y aunque mis labios se gasten, y ya no tenga voz para hablar, tu nombré vivirá en ellos clavándose más y más en cada una de las fibras de mi ser, como una estaca, directo al corazón.

Como una estaca.

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