3.12.08

Tentación (fragmento)

- Si pudieras pedir un deseo en este mismo momento, ¿qué pedirías?

Me quedé pensando, callada y concentrada un largo rato, decidiendo lo mejor.
Morir es lo que deseo” pensé. “Pero no me quiero suicidar, porque el suicidio no me parece opción. Sólo sería la manera más cobarde de escapar de la vida”. "No de la vida, de esta etapa de tu existencia", dijo una voz en mi cabeza. “Ah, sí, sólo sería la forma más... ¿quién dijo eso?” cuestioné contrariada. "Tu conciencia, estúpida, tú misma me convenciste de que hay algo más luego, así que sólo es la siguiente fase", respondió la voz. “Oh, por supuesto” admití a mi misma, algo turbada. “Y bueno, no quiero morir, pero tampoco vivir…” concluí.

- Quiero pasar a la siguiente fase de la existencia
- Ah, sí… - dijo, indiferente
- “Si, la siguiente fase” – insistí – Hay algo más, a mi criterio

Me miró a los ojos: una leve esperanza chispeaba en lo más profundo de ellos.

- ¿Tú crees? – dijo, bajando la cabeza y poniendo sus muñecas en las puntiagudas rejas de la casa frente a la que pasábamos. Luego, tomó su mano, y dibujando una línea en el exacto lugar en que una se quitaría la vida cortándose, dijo:
- Pasar a la siguiente fase es relativamente fácil. ¿Estás segura de que quieres eso? Cortarte y desangrarte te tomaría unos diez minutos… podrías experimentar un lanzamiento al vacío… ponerte frente a ese camión – y señaló a un enorme trailer que pasaba – ser más exquisita y tomar un veneno… atar una cuerda a aquel sauce llorón… usar un arma cualquiera, consiguiéndola en cualquier lado. Puedes hacer como Sabrina en la película, encerrándote en una cochera y prendiendo todos los autos para ahogarte con el monóxido de carbono… o como Virginia Wolf, poner piedras en tu bolsillo y arrojarte al río…

El no había entendido mi idea. No quería matarme. Quería que me maten. Pero no le dije nada. Lo dejé seguir navegando en sus ideas.

Volvió a levantar la mirada. Me miró con amor, y nunca olvidaré esa mirada, ese momento. Parecía agradecerme por algo. Me abrazó fuerte, como me gustaba que lo hiciera, y habló al fin, quebrando el mágico silencio que nos hundía más y más en una macabra depresión.

- Si de verdad estás convencida de que hay algo más después… - miró mis ojos y me dio un beso. El beso más tierno y suave que jamás me darán. Un beso inolvidable. – Si de verdad lo crees, yo creo. Y en ese caso no sería tan malo experimentar, contigo.

.-.

No hay comentarios:

A pedido